
En el apartado "Del lector potencial al lector ideal", del libro AutoKine y la Ciencia del Ser. Vol. 1. Autoengaño, Sabotaje y Conexión. De una Ciencia del Autoengaño a una Ciencia del Ser., identifico a aquellas personas que, presumiblemente, van a verse atraídas por un conocimiento asociado a conquistar la Conexión.
"Llegado este punto creo necesario hacer un ejercicio de recapitulación
para señalar qué aporta de novedoso o especial esta
obra y a quién va dirigida, especialmente en una época como la
actual en la que disponemos de tantos recursos a nuestro alcance
y la información nos aborda desde todos los flancos.
El público susceptible de verse atraído por la temática de esta
obra es muy amplio, en cambio, la experiencia me lleva a pensar
que solo unos pocos encontrarán en ella lo que andan buscando.
Para empezar, será necesario que el lector posea un considerable
grado de “insatisfacción con el statu quo”1, consigo mismo o
con sus circunstancias que le obligue a cuestionarse la realidad
en la que está inmerso. Pero con eso no es suficiente, no vale
solo con cuestionársela, además hay que confrontarla. Por eso,
todos aquellos que se acerquen a la lectura con la intención de
encontrar soluciones fáciles a sus problemas verán frustradas
sus esperanzas y, más pronto que tarde, huirán sigilosa o despavoridamente,
pero huirán. Podría parecer que con estas palabras
corro el riesgo de alejar a lectores potenciales, y quizás
sea cierto, pero lo hago así porque prefiero apostar por aquellos
que, al alertarles de esta realidad, pondrán todo su empeño en
resistir los envites que inevitablemente surgen cuando uno hace
el gesto de levantar la alfombra o tirar de la manta.
Dicho esto, considero que hay tres grupos de lectores potenciales
para esta obra.
El primer grupo estaría formado por aquellas personas que después
de muchos años buscando soluciones a sus problemas, ya
sean de salud, laborales, sentimentales, familiares, etc., no hayan
conseguido unos resultados mínimamente satisfactorios. Cuando
después de muchos años saltando de una técnica en otra, de
un método en otro, de médico en médico o de maestro en maestro,
se sientan frustrados, agotados, confundidos y desesperados
por no saber cómo salir de su situación. Sí, esta obra puede
ser de ayuda a estas personas, quienes encontrarán en ella recursos
para desarrollar las habilidades que les permitan atender
esa necesidad de evolución que brama desde su interior, para
conquistar el bienestar y la realización que anhelan.
El segundo grupo puede entenderse como un subgrupo del anterior,
pero sus circunstancias particulares hacen que merezca
considerarlos como un grupo aparte. Me refiero a aquellos que
están experimentando una situación difícil en relación con sus
hijos. Como todos sabemos, por nuestros hijos hacemos lo que
no haríamos por nosotros mismos y, en este caso, el potencial
que adquiere la obra es mayor que en el anterior por varios motivos.
Primero, porque conlleva experimentar el proceso de evolución
en forma de trabajo cooperativo; la relación familiar, sea
en el formato que sea, permite que unos y otros puedan apoyarse
mutuamente durante la práctica. Segundo, porque los progenitores
tienen al menos dos modelos de referencia con los que
trabajar, el suyo propio y el del niño. Esto permite apoyarse en
la experiencia subjetiva propia, como en la objetivada que ofrecen
los otros miembros de la unidad familiar. Tercero, porque
la plasticidad y claridad con que se manifiestan los cambios en
los pequeños es mucho más marcada que en los adultos, lo que
supone una ventaja añadida a la hora de generar procesos de
aprendizaje por ambas partes.
El tercer grupo lo forman aquellos profesionales que desempeñan
labores de ayuda a los demás, guiados por una fuerte vocación
y que se encuentran inmersos en un proceso de formación
continuada. Podemos pensar en médicos y personal sanitario,
psicólogos, terapeutas de diversa índole, profesores, educadores,
trabajadores sociales, etc. Este grupo tiene la característica
de que también se beneficia del trabajo con otras personas,
además de con uno mismo, con la ventaja de que en este caso
el conocimiento de la profesión que desempeñan les permite
un marco de trabajo sólido sobre el que desarrollar la práctica.
A priori podría parecer que en algunos casos —porque no son
excluyentes— carecerán de la motivación extra que supone la
fuerte necesidad personal o familiar del caso anterior, pero no
es raro observar que en estas personas la fuerte vocación está
influida por impulsos profundos, más conscientes o menos, pero
que conectan con su realidad más íntima."
1. PETERS, F. (2000). Recordando a Gurdjieff. Málaga: Sirio. p. 407.
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